Desde el boom de Internet en los 90, la mayoría de los despachos dependen del correo electrónico como medio de comunicación profesional. Sin embargo, el mal uso de esta herramienta disminuye la eficiencia y, como consecuencia, aumenta los costes. Afortunadamente, existen alternativas al correo electrónico. Tom Cochran, de Atlantic Media, cuenta la experiencia de su empresa, que dio el salto del correo electrónico tradicional a Google Apps.